«La ‘contaminación’ política tapa muchas veces a la solución técnica»

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La Cátedra de Empresa Trasvase y Sostenibilidad-José Manuel Claver Valderas va a cumplir dos años desde su creación en la primavera de 2017.

-¿Cuál es la salud de esta entidad tras casi 24 meses desde su fundación?

-Esta cátedra es un acuerdo del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura (Scrats) y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) con el objetivo principal de poner en contacto la Universidad con el mundo del regadío. Sobre todo se trata de incorporar a los alumnos al mundo laboral y conseguir que la investigación se centre en los problemas reales del regadío. Nuestro cometido es buscar soluciones en un mundo que ahora está muy mediatizado, pero que carece de análisis técnicos rigurosos. La verdad es que hay muchas soluciones técnicas, pero muchas veces se hace más caso al regionalismo del agua y a la contaminación política que a la solución técnica y a la investigación. Ahora estamos estudiando, por ejemplo, los efectos que va a tener el uso masivo de agua desalada, que ya es una realidad, pero aún no hay resultados concluyentes, para eso se necesitan por lo menos cuatro o cinco años. Por otro lado, contamos con tres alumnos becados, damos todos los años un premio al mejor trabajo final de máster o final de grado relacionado con el agua en el regadío, y también realizamos una labor divulgativa, a través de jornadas y seminarios, por ejemplo sobre la búsqueda de soluciones para mitigar los efectos de la sequía en la cuenca del Sureste y sobre el uso de agua desalada en regadío. Para el 8 de mayo, dentro de la conmemoración del 40 aniversario del Trasvase Tajo-Segura, vamos a hacer una jornada en Madrid sobre el Trasvase desde un punto de vista técnico y científico, en la que habrá destacados especialistas y queremos llevar a los tres consejeros de las comunidades autónomas receptoras.

-¿Cuál es el futuro de la desalación?

-Es obvio que la desalación ya es una realidad. No se trata de sustituir el Trasvase por la desalación. La entendemos como un complemento. La cuenca no puede renunciar a ningún recurso: sin el Trasvase nuestro regadío está muerto, pero tampoco hay que demonizar la desalación. Ni tampoco es la panacea. El problema es que se hace al revés. Primero teníamos que haber investigado el agua desalada, pero en cambio primero se hicieron las desaladoras, y luego se les ha visto el uso. El agua desalada, que no es tan buena como la del Trasvase, es muy cara y aquí se paga varias veces más que en otras zonas, por lo que tenemos que buscarle un precio único para todo el país, igual que se hace con la energía. No podemos prescindir de ella. También hay que tener en cuenta que los trasvases consumen cuatro veces menos energía que una desaladora, y hay que luchar contra el cambio climático, lo que también requiere un plan hidrológico nacional. Además, hay que tener en cuenta que los regadíos son sumideros de CO2. Todo esto hay que estudiarlo de manera tranquila, porque las cosas no son blancas ni negras, sino grises.

-¿Y qué futuro le espera al Trasvase?

-Desde un punto de vista técnico y científico tiene para 40 años más. El problema viene por la división regional. La ley de agua dice bien claro que es un bien común, no de determinadas regiones. Si de verdad se quiere resolver hay que tener en cuenta el estudio ingenieril que muestra que se podría redotar la cabecera del Tajo con agua del Duero y del Ebro. En ese caso habría más de 7.000 hectómetros cúbicos potencialmente trasvasables, de los que con menos de un 10% se resolvería el déficit del Tajo y del Segura. A Portugal debe llegar [por el Convenio de Albufeira] 2.700 hectómetros cúbicos al año y en la práctica están llegando unos 8.000. En la Cuenca del Segura se necesitan 400 hectómetros cúbicos, cuando en España ahora hay en torno a 32.000 hectómetros cúbicos embalsados, por lo que con un 1,2% de esa agua se solucionaba el déficit en la Cuenca del Segura. Lo que hace falta es voluntad. Hay que dejar a la técnica, a la ciencia, que busque soluciones. Y, por supuesto, nosotros también apostamos por la reducción del consumo de agua de regadío. Yo creo que es importante poner en valor el regadío de la Región de Murcia, del Levante, como una referencia internacional. La prueba es la cantidad de visitas internacionales que tenemos, como la reciente del Secretario de Estado de Recursos hídricos de la India. Centros de investigación como la UPCT y el Cebas son referentes internacionales en el uso del agua. Somos referentes en el riego deficitario controlado, en cobertura de balsas, en el uso de agua reutilizada, en el uso de agua desalinizada, en la aplicación de las tecnologías de información y comunicación en el buen uso del agua… Todo eso hay que ponerlo en valor y en en la cátedra también trabajamos en ello.

-¿Se puede ahorrar todavía más agua?

-Desde un punto de vista ingenieril, a nivel de eficiencia, ya estamos rozando el 100 por cien, pero sí se puede ahorrar en su gestión. En el Campo de Cartagena, por ejemplo, se reparte el agua que cada uno necesita, entonces cada uno se dedica a aprovechar o mejorar la que se le asigna. Es como las bolsas del supermercado, que cuando ha habido que pagarlas, aunque sean cinco céntimos en una compra de muchos euros, se ha logrado que la gente vaya con su bolsa de casa. Pero la eficiencia además supone un ahorro de energía, y con ello se lucha contra el cambio climático. Eso también es importante, como lo es el mayor uso de energías renovables. La modernización de regadíos ha conseguido reducir el consumo de agua. Hay que tener en cuenta que el regadío es un sector estratégico: además de su papel medioambiental como sumidero de CO2 y de freno a la desertización, no podemos olvidarnos de que procura alimento para toda Europa.

-¿Cómo afecta la anulación parcial del Plan Hidrológico del Tajo que ha resuelto el Tribunal Supremo?

-Lo que esta sentencia tira para atrás son varios artículos en relación a caudales ecológicos, pero no entra en fijarlos como se ha dicho. El plan hidrológico deberá fijarlos, y eso obviamente podrá afectar más o menos al Trasvase Tajo-Segura. En caso de que sí se viera afectado hay una solución técnica: redotar la cabecera del Tajo, pero por el uso político del agua lo dificulta. Tiene que haber un pacto de Estado de verdad. La ‘contaminación’ política del agua debería quedar fuera, pero creo que eso es una utopía. Nosotros creemos que en España hay suficiente agua, solo hay que gestionarlo adecuadamente para que sea viable medioambientalmente. Hay que hacer estudios técnicos y científicos y que la agricultura sea ecológicamente sostenible. Ese es un valor añadido que tenemos que potenciar: nuestros productos agrarios son totalmente sostenibles ecológicamente, a diferencia de los de otros países, de los que no está tan clara esa sostenibilidad. Nosotros apostamos por una mejora continua, aunque ya tenemos unos consumos muy pequeños. Estamos convencidos de que hay soluciones técnicas y científicas para estos problemas, y no solo para los del Sureste.

El doctor ingeniero agrónomo Mariano Soto también es secretario general de la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena, vocal de la Scrats, profesor asociado de la UPCT y miembro del grupo de investigación Diseño y Gestión en Agricultura de Regadío.

Entrevista a Mariano Soto, Coordinador de la Cátedra, publicada en La Verdad el 26 de marzo de 2019.